CP Avelino Cáceres, Caral - Perú

La Ciudad Sagrada de Caral, conocida también como civilización de Caral-Supe, es considerada por la UNESCO como la ciudad / el pueblo, así como yacimiento arqueológico, más antiguo de toda América. Se encuentra situada en el Valle de Supe, 200 kilómetros al norte de Lima (Perú), y tiene aprox. 5.000 años de antigüedad.
Es aquí, donde residirá el proyecto, en una población humilde de la zona. Aquí la arqueología milenaria, junto a la agricultura son los motores de vida de sus habitantes. Desde el proyecto deseamos aportar una oportunidad para fortalecer la practica docente en esta población.
Poco a poco, iremos recopilando la información necesaria y la colgaremos para el desarrollo internacional del proyecto con vista, a generar respuestas a las necesidades que se detecten en la zona. Siempre contando con la comunidad y tod@s aquell@s que incidan en el lugar.





YA HEMOS REGRESADO DE LA CIUDAD SAGRADA DE CARAL.

Un viaje lleno de contrastes e inolvidable. La potencialidad de la zona, así como su gente, ha calado hondo en mí. Las propuestas de transformación social de zona ha gustado e interesado a todas las partes intervinientes en la sociedad caraleña. Vamos a ello, vamos a transformar de manera sostenible.
















QUERIDO COLEGIO


 Aquellos años sublimes de mi infancia, los pase muy bien en tus entrañas aprendiendo cosas de la vida que parecían insignificantes, pero que hoy me doy cuenta de su real importancia. Pero, siempre me preguntaba porque los niños que tenían algún tipo de problemas no estudiaban en mi mismo colegio, en mi misma aula, o que jugaran con todos mis amigos... Sé que cuando aun somos niños no logras comprender esas cosas, pero creo que mi maestra si podría darme una respuesta, pero sabes qué, ahora me doy cuenta que nunca me lo supieron dar, ya que solo me decían que esos niños tenían que estar en un lugar diferente donde les dieran una enseñanza especial para ellos. No encontraba sentido aquello ya que eran niños como yo o como cualquier otro.

Mi amiga Eva era una de esas niñas especial, la cual mi maestra nunca imaginaria que le pasaba a Eva, era un discapacidad ya que siempre le estaba castigando sin recreos y de no disfrutar como todos los niños , Yo sé que mi maestra no vió su  problema de inmediato, es más, no le interesó, tenía tantos alumnos que atender e imagino que diría "Candidata segura para que repitiera el año". Pero aquel día... uno de los tantos que Eva se quedaba castigada, le volvió a ver, se acercó a Eva, y le pregunto qué hacía, lo recuerdo como si fuera ayer, la maestra se acerco a Eva tomo sus manitas pequeñas y largas, entonces sintió un raro calor, a pesar de que ella estaba fría, se dió cuenta que era una niña especial, diferente, con discapacidad auditiva de un oído y problemas de lenguaje, y que se le estaba negando el derecho más preciado de ser y realizarse como persona. Vió sus garabatos en el cuaderno, se le estrujó el corazón, tu no podías hacer tus trabajos como los demás y estabas castigada. ¡Dios mío! Que errores cometen a veces los maestros, empeñados en darle fin a los programas, abrumados por las cargas de trabajo y los cursos y tantas cosas más. Y los niños como Eva, ¿Dónde quedan... Cuando les destrozan la vida por dentro y no se dan cuenta? 

Ayer era una niña que no tenía idea del gran dolor que significa aquella transición de “alumno” a “ex alumno”, el dolor inmenso de dejar aquellas amistades que cultive como Eva  y regué con mis puros sentimientos, aquellas cosas que logre con mi empeño y aquellas frustraciones que viví sin saberlo.

Una etapa monumental de mi vida, una etapa que la pase tan bien, pero que el tiempo se encargo de quitármelo y con ella se fue mi inocencia, mis hermanos de clase, las risas mañaneras, los pupitres llenos, las hojas vacías, juegos en el recreo, la excursiones al campo, las travesuras y los retos, los enojos entre amigos que nunca son enojos más bien caprichos, esperar que llegara la profesora...Recuerdo aquellos días de tanta alegría donde nos juntábamos en clase a hablar del futuro, de dejar atrás esta etapa de niñez, de lo mucho que queríamos ser adultos y de las profesiones que ejerceríamos el día de mañana. Y así es que uno se pone a pensar: ¿será que enserio estamos aprovechando cada etapa? tanto nos apuramos porque nos dejen de considerar unos “niños” y a la hora de la verdad, te das cuenta de que esa era una etapa cuya felicidad era incomparable ¿no es cierto? Felicidad verdadera, la que te hace encontrarle el sentido al día a día, segundo a segundo; a no preocuparte por las apariencias, el qué dirán, de tu curriculum, del dinero, de lo que dirán tus papas, “del futuro”. ¿Qué más me queda decir? Fuiste testigo de mi cara todos los días, partícipe de mis pensamientos, víctima de mis travesuras y sabes más que yo, que nunca voy a olvidar esta etapa, que siempre soñare con volver a ese jardín de infantes en el que nos conocimos, de volver al arenero aquel, a jugar en aquel jardín lleno de flores que me dejaban soñar con el olor de sus fragancias, de ponerme de puntas de pie para alcanzar aquel bebedero para saciar mi sed luego del recreo, de disfrutar del misterio que significaba la rica merienda en mi merendero que en verdad nunca sabía que era pero que nunca dejo de gustarme. Nunca olvidare el sonido de la campana que anunciaba el fin del día, nunca olvidare el último timbre; cuando desvaneció, también se desvaneció mi niñez y hoy puedo decirte que me dejaste muy bien preparada para luchar en este mundo de locos que es la vida.  Por los amigos, el aprendizaje, las lecciones, los retos, las formidables personas con la que me crucé como fue mi gran amiga Eva, que me dió una gran lección y nos da una gran motivación cuando se conoce amigas como tú. Una vez más: ¡Gracias!



Relato de: Marleni Beatriz Espinoza Pardo, Caral. Lima - Perú














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